En entradas anteriores os hablamos del transplante y de la donación de órganos y expusimos aspectos polémicos relacionados con estos temas.
En esta publicación nos centraremos en una posible alternativa (a largo plazo) de las donaciones, es decir, hablaremos de las impresoras 3D de órganos, ya que los investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red en Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina piensan que dentro de 3 décadas la impresión digital permitirá crear órganos y tejidos a medida, partiendo de células del propio paciente, que serán compatibles con el receptor. En la actualidad este prpcedimiento es una ilusión, pues uno de los problemas es que aún no es posible vascularizar el tejido obtenido a partir de estas impresoras.
Hasta el momento la impresión digital se ha utilizado para crear prótesis sólidas de titanio, cerámica.. funcionalizados con elementos biológicos que hacen que ese trozo de titanio o de cerámica se integre en el organismo. Estas están destinadas a reemplazar partes óseas, pues aunque en el mercado ya existen gran variedad de prótesis, estas serían totalmente personalizadas al paciente, adaptándose así a todos sus requisitos y teniendo una menor probabilidad de rechazo.
Por otro lado, una serie de investigadores está intentando aplicar el uso de la tecnología 3D para la creación de cartílago, destinado a las personas que sufren artrosis. La idea es que este cartílago pueda implantarse directamente en las articulaciones dañadas, pudiendo prescindir así de las prótesis.
Además de los usos anteriores, con las impresoras 3D y usando materiales biocompatibles ya se han salvado vidas. Este es el caso de un bebé de 2 meses que sufría traqueobroncomalacia, lo que conllevaba la oclusión de la traquea, impidiendo que el aire entrase en sus pulmones. Ante este caso, los investigadores diseñaron un pequeño tubo rígido que reproducía el segmento de la tráquea lesionado. Para ello utilizaron la policrapolactona, un polímero que el cuerpo biodegrada en tres años, el tiempo que necesita la tráquea para crecer, madurar y mantenerse abierta por sí misma.
No obstante, aunque la impresión 3D ya salva vidas, las aspiraciones de los científicos son mucho mayores. Ellos esperan elaborar órganos complejos completos, integrando los distintos tipos de células que los forman y consiguiendo que cumplan las funciones del órgano original. Para obtener la “copia ideal” se utilizarán cartuchos de células vivas obtenidas de cultivos en el laboratorio. El funcionamiento de estas bioimpresoras sería el de un aparato que emplea dos tipos de cabezales. Uno encargado de inyectar las células humanas y el otro encargado del depósito de los geles que sirven de matriz para dichas células. Todo ello con la precisión que permite el láser.
Anthony Atala, director del Wake Forest Institute For Regenerative Medicine de Winston-Salem ha dicho que para llegar a la elaboración de órganos funcionales falta un largo camino que ha de pasar necesariamente por cuatro fases de dificultad creciente:
1. Ser capaces de imprimir células y que se unan formando estructuras laminares
2. Lograr formas tubulares en las que se empleen al menos dos tipos celulares distintos
3. Conseguir órganos con forma hueca
4. Fabricar estructuras sólidas integradas por distintos tipos de células
¿Tú qué opinas? ¿Consideras qué esto es el futuro? ¿Crees que será posible llevarlo a la práctica, o qué solo es una utopía? Gracias por vuestra opinión
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