Una de las
consecuencias de la cirugía estética es que crea mucha adicción, y dependencia. La primera vez que un persona acude a un centro de cirugía estética con un complejo, se piensa que al corregirlo o perfeccionarlo ya se sentirá a gusto y no sentirá la necesidad de volver a recurrir a esta práctica. Pero lo que ocurre en la mayoría de los casos es que al cabo de cierto tiempo acaban volviendo para realizarse otro tipo de cirugías, siendo decenas las realizadas. El resultado de esta adicción se
convierte en una cara inexpresiva, o un rostro con tantas operaciones que se hace raro a
la vista de los demás.
Aquí os vamos
a presentar unos pocos ejemplos de los múltiples que existen con clara adicción
y obsesión al bisturí, con fotos del antes y el después para que vosotros mismos podáis juzgar.
- Jocelyn Wildenstein,
es una neoyorkina adicta a la cirugía estética. Sus excesos con esta técnica
han hecho de su rostro un desastre. Se cree que hizo más de 30 cirugías,
sumando un total de más de 4 millones de dólares.
- El mismísimo
Rey del Pop, Michael Jackson, que se sometió a más de 10 cirugías de nariz, y
no solo eso, sino que se sometió a una cirugía de párpado, se puso una
hendidura en la barbilla e implantes en las mejillas, entre otras.
- Ahora es el
turno de Toby Sheldon, un joven cuyo deseo era parecerse a Justin Bieber y derrochando 100 mil dólares y 5 años de duras intervenciones
quirúrgicas para llevarlo a cabo. La cirugía estética más destacada, es la que se llevó a cabo para
tener la misma sonrisa que su ídolo.
- Yenis Lugo, a sus 27 años pasó por 21 cirugías. Algunas de ellas son; una
lipoescultura, seis liposucciones, tres
operaciones de nariz, se retocó el mentón, labios, pecho, trasero… consiguiendo
con ello transformar su cuerpo por completo. Yenis no paga por las cirugías,
puesto que es la imagen de la clínica alimentando, de este modo, su adicción.
- Hang Mioku,
este es el caso de una modelo coreana que llevó su adicción a la cirugía a un
extremo. Se operó por primera vez a los 28 años y tras ser operada 20 veces los
cirujanos se negaron a seguir incluyendola en sus cirugías puesto que reconocían su adicción y
por lo tanto su problema psicológico. Al tiempo ella misma se inyectó silicona
y aceite de cocina en la cara, quedando totalmente deformada.
Hay que tener
en cuenta que cada operación es un riesgo, por lo que esta adicción es muy importante y peligrosa, pues la existencia de las centenares víctimas de esta práctica lo demuestra.
Los doctores deberían de saber reconocer las adicciones y ofrecerle apoyo psicológico, centrándose de este modo en lo humano y dejando de un lado los beneficios económicos.
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